jueves, 21 de abril de 2016

El clásico de la semana es...


El clásico de esta semana es Spiaggia, sdraio e solleone, es decir, Playa, tumbona y canícula, un libro de poemas publicado en 2000 por el autor italiano Nico Orengo (1944-2009), quien, junto a poetas como Piumini, Pecora y Sciojola, entre otros, forma parte de esa generación de autores italianos de versos para niños que buscó nuevos caminos de renovación después del indiscutible e influyente magisterio de Gianni Rodari.
Como el propio autor anuncia en la nota previa, el libro es “un breve, incompleto, catalogo de objetos y emociones estivales”, en el que cada poema está centrado en un objeto típicamente veraniego o, mejor dicho, típicamente playero. Así, hay poemas dedicados al mar, a la crema bronceadora, al helado, a las casetas de baño, a la tumbona, a la pelota, al cubo, a la pala, etc. Se trata de poemas breves y muy evocadores, con los que ni a un niño ni a un adulto le cuesta identificarse. El autor lo sabe, y de ahí que invite al lector, también en la nota introductoria, a escribir sus propios poemas sobre el verano (a tal efecto, se dejan algunas páginas en blanco con líneas en el interior). 
Pero, pese a esta fácil identificación de la que hablamos, Orengo no se deja llevar solo por la nostalgia o por el carácter siempre festivo y excepcional de las vacaciones, y hay muchos poemas en los que asoma una voz ligeramente irónica que refleja las incomodidades del verano, como las hormigas, el olor a bronceador que no se va nunca, la arena que nos acompaña incluso cuando hemos vuelto a casa, las construcciones que aparecen al lado del mar de un año para otro, las sandalias que siempre se resbalan o la canción del verano, que suena y suena sin parar. También hay espacio para convertir estos rituales veraniegos en símbolos de iniciación, como ocurre en el poema El trampolín, donde el niño que se salta desde él llega al agua convertido ya en un jovencito. 
       Por ello, este Spiaggia, sdraio e solleone es un buen reflejo, a veces lírico, a veces irónico, de nuestro imaginario vacacional, plasmado en un verso rítmico y ligero, como el propio verano. Y, como el verano mismo, el libro dura un suspiro, pero deja un poso fresco, soleado y un tanto melancólico en nuestra memoria. 

L’abbronzante

Quell’odore un po’
nausante di crema
abbronzante che si mescola
al fritto di pesce e
non esce dalla pelle che
a fine stagione, dopo un
aquazzone.

La canzone

Per un mese è là
stessa canzone,
in spiaggi, sul balcone,
in pizzeria, sul lungomare,
da “Ginseria” e da “Maglione”.
La canzone è sempre
la stessa: quella dell’amore
che ti ha fatto fessa.

Il costume

Lontano dall’acqua
uno straccetto triste,
conchiglia molle .

Trampolino

Sali bambino
sul trampolino
il cuore in gola
poi si vola
ed entri nel mare
già ragazzino.


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