viernes, 31 de octubre de 2014

Laura Forchetti, VII Premio Orihuela de poesía para niños

     
     La escritora argentina Laura Forchetti ha sido la ganadora del VII Premio Internacional Ciudad de Orihuela de Poesía para Niños con la obra presentada con el lema Buenos días – medianoche. Al certamen, convocado por la Concejalía de Educación del Ayuntamiento de Orihuela y el sello FAKTORÍA K, de KALANDRAKA, se han presentado 159 originales enviados desde 14 países. El poemario galardonado se publicará en marzo de 2015 y la autora recibirá 5.000 euros.
   El jurado del VII Premio Internacional Ciudad de Orihuela se ha referido a Buenos días – medianoche como “un ejercicio de contemplación de la noche que rezuma lirismo y poesía verdadera”. Asimismo, ha destacado que se trata de una obra “sosegada, de verso abierto y muy sugerente, que destila momentos de intensa emoción”. Sus composiciones, pobladas de “hallazgos, sorpresas e imágenes”, discurren con una “cadencia suave y pequeñas asonancias”, según ha justificado el jurado en su decisión, acordada por unanimidad.
    Laura Forchetti (Coronel Dorrego, provincia de Buenos Aires, 1964) es maestra y especialista en retardo mental y estimulación temprana. Se ha formado como animadora a la lectura y la escritura en el ámbito de la literatura infantil. Coordina talleres literarios para niños y adultos en Buenos Aires. Ha publicado los libros de poemas Temprano en el aire (2012), Cartas a la mosca (2010) y Cerca de la acacia (2007). También es autora de Un objeto pequeño (2010), junto con la artista plástica Graciela San Román. Ha participado en varias antologías poéticas.
     De los 159 poemarios candidatos al premio, 121 son de procedencia española: del resto del mundo se han presentado obras llegadas desde Argentina, Chile, Costa Rica, Ecuador, Cuba, Uruguay, Bolivia, México, EEUU, Alemania, Bélgica y Hungría.
    Por otra parte, entre los trabajos finalistas, el jurado ha recomendado -por su “calidad literaria”- La hormiga que quiso ser letra, de José Antonio Ramírez Lozano (Badajoz, 1950).
    El jurado ha estado formado por la concejal de Educación de Orihuela, Rosa Martínez, la ganadora del Premio Ciudad de Orihuela en la edición de 2013, María Jesús Jabato, el poeta Antonio Rubio, el escritor y profesor Álvaro Giménez, y el director de Kalandraka, Xosé Ballesteros, con el técnico de Educación de Orihuela, Manuel Ferrer, en calidad de secretario.

miércoles, 29 de octubre de 2014

Nursery Rhyme Comics



Para Pablo, que me descubrió este hallazgo   

     La literatura infantil ha tenido tradicionalmente en el folclore una fuente inagotable de motivos y recursos, hasta tal punto de que muchos de sus rasgos típicos provienen claramente de la literatura de tradición oral. En este sentido, la literatura infantil anglosajona - que es como decir la literatura infantil sin más, porque en este dominio, como en muchos otros, los países de habla inglesa son los que marcan la pauta - no es una excepción, ya que posee una arraigada tradición de poesía tradicional infantil en las llamadas nursery rhymes. Muchas de ellas son además conocidas más allá de sus países de origen, por la sencilla razón de que en muchos manuales de estudio del inglés como lengua extranjera se han incluido estas canciones breves, de estructuras repetitivas, juegos de palabras y usso constante del sinsentido o nonsense, que es lo que les da muchas veces ese tono particular y, seguramente, lo que hizo las delicias de alguien como Lewis Carroll, cuya Alicia acusa una fuerte influencia de estas composiciones. Las nursery rhymes son patrimonio de la infancia, pues son aprendidas durante los primeros años de escolarización y en la familia (de ahí el nombre), y educan literariamente al familiarizar a los niños con una serie de recursos propios del lenguaje literario que luego se encontrarán constantemente a lo largo de sus primeros años como lectores. En eso las tradicionas anglogosajonas e hispánicas son muy similares, y este es un patrón que se da en casi todas las literaturas infantiles del mundo.
     La literatura popular, ya sea narrativa o poética, es por tanto una fuente inagotable de inspiración y de reformulación para las nuevas generaciones de creadores, y por eso hay tantas obras que la reinterpretan, ya sea consciente y declaradamente, o con una influencia clara pero no confesa. Una versión ilustrada de un clásico de los cuentos infantiles no es sino una reinterpretación más de esta enorme tradición y, aunque lo más frecuente es que esta reformulación se haga con la narrativa, también hay ejemplos en la poesía, aunque más escasos. He aquí el interés de este volumen publicado en 2010, Nursery Rhyms Comics, que, como su propio nombre indica, es un conjunto de poemas populares ingleses ilustrados y reinterpretados. Pero no por ilustradores, sino por historietistas o autores de cómics. No es, pues, un simple libro ilustrado, con la dinámica propia de ese género, en la que a cada composición lírica le corresponde una ilustración que la interpreta de manera más o menos unívoca, sino que se trata de una verdadera recreación de los versos, dado que se usa un lenguaje nuevo, fuertemente codificado y con convencionalismos muy establecidos, para llevarlo a cabo, de manera que en la mayoría de los casos se crea una secuencia narrativa - o un amago - para ello mediante los recursos propios de la historieta. Por ello, al hablar de este libro se podría decir que la variedad del libro está el gusto, por supuesto, y no solo porque son cincuenta los artistas que se acercan a las rimas, cada uno con su estilo particular, sino porque cada uno interpreta la rima de una manera y la pone en escena de forma distinta. Algo que en ocasiones es difícil, ya que las nursery rhymes, como en general toda la poesía tradicional infantil, abunda mucho en el uso del sinsentido y el absurdo, dado que en ella no importa tanto el contenido como el fin, y este no es otro que acompañar los juegos y las actividades de los niños. Quien intente analizar estas composiciones con métodos tradicionales saldrá defraudado, pero no quien simplemente se deje llevar. 
    Dejarse llevar es al parecer lo que ha hecho la mayoría de los historietistas que colaboran en este volumen, y a cada uno esa corriente lo ha hecho arribar a diferentes soluciones, quizás no tanto en función del estilo particular de cada uno, sino de las imposiciones de cada una de las composiciones. Algunas, como Pussycat, Pussycat, Where Have You Been? (‟Pussycat, Pussycat, / Where Have You Been? / I've been down to London / To visit the Queen. / Pussycat, Pussycat, / What did you there? / I frightened the little mouse / right under the chair?”) se prestan bastante bien la traslación al lenguaje del cómic por su estructura vagamente narrativa, con analepsis incluida, y basada en el diálogo. En otros casos, una literalidad casi escrupulosa y un estilo de ilustración bastante realista dan al resultado cierto aire absurdo que, en cambio, resultan muy adecuados para el tono de la composición, como sucede con The Lion and the Unicorn.  Pero, en general, las opciones que mejor funcionan son aquellas en las que la composición de partida ya resulta de por sí bastante enigmática (como destaca en el prólogo Leonard S. Marcus a propósito de Hickory, Dickory, Dock) y el historietista aprovecha esa libertad para dar su propia interpretación (muy sugerente en The Owl and the Pussycat), o aquellas en las que los personajes, a través de los diálogos de los bocadillos, ofrecen un contrapunto cómico al sinsentido del texto original, como, por ejemplo, en Jack the Nimble.   
   Así, este libro constituye una muy afortunada amalgama de un lenguaje muy antiguo pero aún vigente (el de la poesía popular) y de un lenguaje ya no tan nuevo, pero que sin duda constituye una de las grandes aportaciones al campo de la narración visual y verbal del siglo pasado (el del cómic), y, por lo tanto, una importantísima aportación a la educación literaria infantil, en la medida en que mata dos pájaros de un tiro al poner al alcance del lector infantil esos dos tipos de lenguaje al mismo tiempo. Ojalá algún editor español tome nota de la idea.  

Duffy, Chris (ed.), Nursery Rhyme Comics, Nueva York, First Second, 2011.

domingo, 26 de octubre de 2014

El clásico de la semana es...



Para Guillermo, que me descubrió a Anne Sylvestre     

      francés, como no podía ser menos después de la breve escapada gala de esta semana, que me ha llevado a Burdeos. Y no es otra que Anne Sylvestre, una cantante francesa poco conocida en España, pero muy popular en su país, tanto por sus canciones para adultos como por sus Fabulettes para niños, que, curiosamente, jamás canta en público y solo se difunden a través de sus discos. Se la podría considerar la Rosa León francesa si no fuera porque es mayor que Rosa León, tiene una trayectoria más larga, una voz mejor y más bella (lo cual es un gran mérito, dada la tendencia francesa a cantantes de cuerpo y voz desmayadas... laissant Edith Piaf à part, bien évidemmet!!) y un mayor repertorio de canciones, llenas todas ellas de un humor, una poesía y una tendencia al sinsentido tan infantiles como surrealistas, que son al fin y al cabo, términos muy conciliables. Se pueden escuchar sus Fabulettes en youtube, por supuesto, y extractos en mp3 de todas sus ellas aquí.

sábado, 25 de octubre de 2014

La poesía no muerde, manténgase al alcance de los niños

     Con ese sugerente título - sin duda un guiño a las guardas de 44 poemas para leer con niños - ha publicado Javier Pizarro un excelente y reivindicativo artículo sobre la poesía infantil que incluye además una acertada selección de propuestas. Se puede leer aquí.

domingo, 19 de octubre de 2014

El clásico de la semana es...



     William Carlos Williams (1883-1963), porque, aunque sus poemas no fueran escritos para niños, resultan adecuados para ellos por su su antirretoricismo (en el buen sentido de la palabra), su falsa sencillez y, sobre todo, por un uso concreto y personal de la imagen que demuestra cómo la poesía es, antes que nada, saber mirar.


Complete Destruction 

It was an icy day.
We buried the cat,
then took her box
and set fire to it 
in the back yard.
Those fleas that escaped
earth and fire
died by the cold.

Destrucción absoluta 
 
Fue un día gélido. 
Enterramos a la gata, 
después cogimos su caja
y le prendimos fuego
en el jardín. 
Las pulgas que se libraron
de la tierra y del fuego
murieron de frío. 

The Red Wheelbarrow 

so much depends
upon
a red wheel
barrow
glazed with rain
water
beside the white
chickens

La carretilla roja 

cuánto depende 
de una
carretilla 
roja
esmaltada con gotas
de lluvia
junta a las gallinas
blancas  

The Great Figure 

Among the rain 
and lights
I saw the figure 5
in gold
on a red
firetruck
moving
tense
unheeded
to gong clangs
siren howls
and wheels rumbling
through the dark city.  

La gran cifra

Entre la lluvia 
y las luces
vi un 5
dorado
en un camión rojo
de bomberos
que avanzaba
nervioso
e indiferente
a campanazos
aullidos de sirena
y estrépito de ruedas
por la oscura urbe.  
   

(traducción de Juan Miguel López Merino: Williams Carlos Williams, Antología bilingüe. Poesía, Madrid, Alianza, 2009).


 






jueves, 16 de octubre de 2014

“Generismo” y poesía infantil




El DRAE define el sexismo de la siguiente manera:

1. m. Atención preponderante al sexo en cualquier aspecto de la vida.
2. m. Discriminación de personas de un sexo por considerarlo inferior al otro.

Al hilo de estas dos definiciones, propongo un término nuevo, el generismo, que se podría definir de la siguiente manera:

1. m. Atención preponderante al género literario en cualquier aspecto de la vida literaria.
2. m. Discriminación de obras de un género literario por considerarlo inferior al otro.

El sexismo, en la vida real, es como tantas otras cosas: haberlo, haylo. Pero como no se puede medir, ni pesar, ni tocar con nuestras propias manos, y sus consecuencias se diluyen en un mar de acciones y hábitos cotidianos en los que es difícil desbrozar qué es sexista y qué no, pasa desapercibido.
El generismo, en la vida literaria, es como tantas otras cosas: haberlo, haylo. Pero en este caso sí se puede medir y tocar con nuestras propias manos y con nuestros propios ojos: no hay más que comprobar cuántos libros de poesía o teatro están en la lista de los más vendidos, o el espacio que dedican los suplementos culturales a la narrativa y a la poesía, o cómo la jerga periodística distingue entre escritor (para hablar de un novelista) y poeta  (¿no es escritor?) para convencerse de su existencia.
Un lugar donde, afortunadamente, no existe el generismo son los premios nacionales, porque en ellos se hace la distinción entre los distintos géneros literarios y por lo tanto todos los autores están – en principio – en igualdad de condiciones, sin que importe el género que practican (aunque tal vez sí el sexo que tienen). Pero, ay, con la Literatura Infantil y Juvenil hemos topado, que no es propiamente un género literario, sino un cajón de sastre que alberga otros géneros, pero tampoco deja de serlo, o por lo menos así lo ven los responsables de los premios nacionales de literatura, que dan uno solo por categoría. Este año se ha fallado recientemente y ha ido a parar a Prohibido leer a Lewis Carroll, de Diego Arboleda. Una obra – ¡sorpresa! – narrativa que no hace sino confirmar una clara tendencia. 
A propósito de este fallo, he buscado la lista de ganadores del Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil, que se concede desde 1978, y he confirmado lo que ya sospechaba: de todas las obras galardonadas desde entonces, solo una, Canciones de nada y desvelo, de Carmen Conde, era un poemario. Y desde entonces han pasado veintisiete años. Echen ustedes las cuentas.
Quizás el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil sea la menos sexista de entre todas las categorías convocadas por el Ministerio de Cultura, porque en ella se pueden encontrar, contando premiados y finalistas, once mujeres entre los galardonados, lo cual no está nada mal comparado con las demás, pero no refleja el absoluto dominio cuantitativo de las mujeres en este ámbito. Pero dicha lista refleja tal vez mejor que ninguna otra el generismo del campo literario actual en España, porque, al premiar a la Literatura Infantil y Juvenil en bloque, sin hacer distingos entre sus diversas manifestaciones genéricas, no hace sino reflejar la preponderancia de la narrativa sobre cualquier otro género en todos los ámbitos de la vida literaria.
Así que el generismo, en la vida literaria, es como el sexismo, en la vida. Haberlo, haylo.   

sábado, 11 de octubre de 2014

Como si fuera una cereza

    
   
       Hace tiempo que Mar Benegas está realizando una tarea encomiable como difusora de cierta manera de entender la poesía para niños que coincide mucho con la mía. Así, ha llevado su taller Como si fuera una cereza por diversos lugares de España, y lo llevará a muchos más próximamente.
Por si alguien está interesado en cómo son estos talleres, en la última entrada de su blog se puede encontrar una crónica del último de ellos, celebrado en Madrid.

El clásico de la semana es...

     
        One Art, uno de mis poemas favoritos, porque creo que, a pesar de no haber sido escrito para niños, podría ser leído y disfrutado por ellos. Aquí dejo la versión original y dos enlaces a diversas traducciones en línea, ya que la propia (aparente) sencillez de estos versos hace que verterlo al español sea una tarea más difícil de lo que parece a simple vista, y que ho haya una versión que podamos considerar definitiva. 

The art of losing isn’t hard to master;
so many things seem filled with the intent
to be lost that their loss is no disaster. 

Lose something every day. Accept the fluster
of lost door keys, the hour badly spent.
The art of losing isn’t hard to master.

Then practice losing farther, losing faster:
places, and names, and where it was you meant 
to travel. None of these will bring disaster. 

I lost my mother’s watch. And look! my last, or
next-to-last, of three loved houses went.
The art of losing isn’t hard to master. 

I lost two cities, lovely ones. And, vaster,
some realms I owned, two rivers, a continent.
I miss them, but it wasn’t a disaster. 

—Even losing you (the joking voice, a gesture
I love) I shan’t have lied.  It’s evident
the art of losing’s not too hard to master
though it may look like (Write it!) like disaster.



http://akantilado.wordpress.com/2012/04/25/un-poema-de-elizabeth-bishop-sobre-el-arte-

domingo, 5 de octubre de 2014

El clásico de la semana es...

      

      Versos de agua, de Antonio García Teijeiro, cuyos poemas son, en efecto, como el agua: algunos juguetones e inquietos y otros profundos y enigmáticos, como este.

Mi abuelo compró una barca
de madera de ciruelo.

La echamos en un estanque
donde se refugia el cielo. 

La barca no tiene remos, 
ni velas, ni marineros. 

La empujan vientos de espuma, 
pequeños titiriteros.

Las aguas surca la barca
de madera de ciruelo,
la barca llena de vida
que un día compró mi abuelo.


García Teijeiro, Antonio Versos de agua, Zaragoza, 2002 (segunda edición, undécima impresión; edición original: 1989); ilustraciones de Teo Puebla.


sábado, 4 de octubre de 2014

Poesía infantil, niños y dieta

      
      El argumento más extendido para justificar la abrumadora presencia de la poesía popular y de poesía culta deudora de la popular en la formación literaria de los niños es que a estos les gusta más. 
     Por esa misma regla de tres, a los niños solo les daríamos de comer chucherías, dulces y hamburguesas porque es lo que les gusta, y nunca probarían las verduras, la fruta, cierto tipo de carnes o el pescado.
       Los hábitos - ya sean dietéticos o poéticos - tienen que ser variados si aspiramos a que los niños crezcan fuertes y sanos, tanto en cuerpo como en imaginario. 
        Al fin y al cabo, una hamburguesa no deja de ser carne preparada de otro modo.